Cuando Marta conoció a Eric

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Y entonces los ves juntos, la familia se completa y todo tiene mucho más sentido… Yo estaba nerviosa. Mucho. La oía hablar por el pasillo y el corazón me iba a mil por hora. Esperaba ese momento con mucha ilusión y algo de miedo… Iban a verse por primera vez. A sus dos años Marta iba a conocer al gran amor de su vida, a ese amor incondicional que sólo se siente por un hermano, a su compañero de aventuras, a su cómplice, a su Eric…

Eric nació el sábado a las 16h37 de la tarde pero no nos subieron a la habitación hasta casi las 20h de la noche. Por eso, decidimos que era tarde para llevar a Marta y Erico se fue con ella a casa. Habíamos quedado que volverían, a la mañana siguiente para desayunar juntos. Sobre las 10h30 llegaron, en la habitación había gente pero les pedimos que saliesen antes de que Marta entrara. Nos parecía muy importante presentarle a Eric estando los cuatro solos. Los cuatro… Y Ruth, que vino para inmortalizar esos momentos. Hay gente que prefiere que no haya fotógrafo porque son momentos íntimos, pero Ruth es amiga nuestra, en ningún caso se crea con ella un ambiente frío, además, ella es tan sigilosa y profesional que ni te enteras de que está. Ella no quiere fotos preparadas, es paciente y resolutiva… Eso hace sus fotos tan especiales, porque aunque no busque la foto perfecta, siempre la encuentra.

Erico entró con Marta y yo estaba esperándola, como un manojo de nervios. Eric estaba en su cunita. Se puso super contenta de verme y me abrazó. Yo le pregunté si quería conocer a Eric que «ya estaba aquí» y nos acercamos despacito a la cuna. Erico la levantó para que lo viera… Y su reacción es imposible de describir! Risa, nervios, sonrisa de oreja a oreja… Os dejo que vayáis viendo las fotos y os sigo contando.

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Nos fuimos al sofá a sentarnos y Erico trajo a Eric. Marta prefirió no cogerlo en un primer momento, prefería observar, mirarlo, ubicarse en la nueva estructura familiar… En ese momento le dimos el regalo que Eric le había traído. Unos juguetitos y cuentos de Vampirina, unos de sus dibus preferidos…

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Poco a poco, y sin insistir, se iba interesando más y más… Por sus pequeños pies, por sus manitas… Se me pone nudo en la garganta al recordar… Y ahí, en ese sofá, un domingo por la mañana, con la vía todavía puesta y nuestras caras de recién despiertos, Ruth nos hizo nuestras primeras y maravillosas fotos de familia de 4. Las más especiales y que guardaremos con un cariño especial SIEMPRE.

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El resto de la mañana fue fluyendo… Simplemente. Marta me vio por primera vez dándole el pecho, un gesto que ella misma ha vivido hasta hace relativamente poco y del que me preocupaba especialmente su reacción. Nada. Ni quejas por verme con el bebé en brazos, ni por darle de mamar… En ese momento sacamos el cuento de «Dentro de nuestra mamá» y papá, Marta y Eric lo leyeron juntos.

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En un momento de la mañana, pusimos a Eric en la cama, a ver cómo reaccionaba Marta. Se acercó y pidió que la subiéramos a su lado. Lo tapaba y destapaba con la mantita, le lanzaba besos… Y siempre con esa emoción en su cara de quién está viviendo una situación tan importante que le desborda… Qué intuitivos son, tan pequeños…

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Pasamos el resto de la mañana todos juntos en la habitación, jugando y recibiendo visitas. Erico trajo unas burgers para comer y después Marta durmió su siesta y nosotros descansamos. Por la tarde siguió viniendo gente, pero de forma muy calmada y sin agobios (cosa que agradecí mucho). Sobre las 20h, Erico y Marta se fueron a casa, juntos, a cenar y dormir. Y esta es la historia de cómo Marta conoció a Eric. Desde entonces no hay momento en el que no pregunté por él si no lo tiene a la vista, que no pida cogerlo en brazos, que no quiera jugar con él o se ría cuando abre los ojitos. No le ha parecido extraño que mamá lo tenga muchas veces en brazos o que duerma en la cama grande. Es cierto que tiene sus momentos, como cualquier niño de 2 años, de pequeñas rabietas, de enfados o llamadas de atención. Pero lo adora. Mucho. Y los miedos se empiezan a esfumar, porque ya no es ella sola, pero el amor se divide y, aunque cuesta, se encuentran momentos para todos. Y entonces los ves juntos, la familia se completa y todo tiene mucho más sentido…

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