Foto hecha por Limalimón
Buenos días! En posts anteriores os contaba lo gratificante que fue la charla sobre los efectos de la educación positiva (podéis leerlo en este post) y hoy continúo con el tema y con los consejos que nos dieron acerca de las temidas rabietas.
Las rabietas aparecen, principalmente en la etapa entre los 2 y los 4 años. Si aparecen antes, la forma de tratarlas es despistando al bebé con otra cosa, porque son muy pequeños: Contándole una historia que le guste, hablándole de los planes que haréis por la tarde, etc. Si las rabietas continúan a partir de los 4 años, es que hay un problema puesto que el niño o la niña ya está en otra etapa madurativa y esto no debería ocurrir. Para que esto no pase, os cuento cómo recomendaban en el curso, los profesionales, tratar las rabietas entre los 2-4 años:
Las emociones son como una ola, cuando están en la cresta, es muy difícil entrar en razón. La ola, como las emociones, se calma al poco tiempo por si sola. Sabiendo esto:
La primera fase sería la de extinción. Si el niño o la niña sufre una rabieta, debemos retirarle la atención. SIN APARTARNOS DE SU LADO. No decirle nada, no mirarlo. Cuando pasen unos segundos, se calmará por si solo. Es importante destacar en este punto que, los ignoraremos siempre y cuando no estén en una situación de peligro: Tirando cosas, golpeándose con algo, etc. en ese caso, los llevaremos a un sitio sin peligro y entonces aplicaremos la extinción.
La segunda fase, cuando el niño se calme, sería el refuerzo positivo. Destacar lo contentos que estamos porque esté más tranquilo y lo bien que lo vamos a pasar ahora.
La última fase, en otro momento (por ejemplo, durante la cena ese día) sería tratar el tema. Recordar lo que ha pasado y comentarlo en familia.
Está claro que, a veces, las rabietas, aparecen en el momento menos oportuno. En mitad de la calle, mientras hacemos la compra en el súper… En ese momento no puedes ignorar la situación. En estos casos recomendaban salir del lugar (si es en el parque, pues se acabó el parque y nos vamos a casa, por ejemplo) y repetirles en bucle el no: “no te puedo comprar gusanitos cariño, ahora no es momento, no vas a comer gusanitos…”. Una vez en casa o en un espacio seguro, podríamos aplicar las fases anteriores.
En fin, cada niño es un mundo y cada maestrillo tiene su librillo, pero me parecía interesante transmitiros estos consejos, porque a algunas mamis amigas con las que hablé, después de la charla, me comentaron que les parecían muy útiles, al menos, para tener como base.
Espero que a vosotr@s también!