Como os contaba en el primer post, celebramos la boda al aire libre, en una finca particular que nos cedieron, en mitad de la nada, tal y como había soñado (que suena muy cursi, pero es que es así). Después de enseñaros los momentos previos a la boda y los tips de la novia os dejo algunas fotos de la ceremonia. Para la decoración nos ayudaron los geniales (e increiblemente maravillosos Bodas de Cuento).
Indicamos al llegar que cada invitado podía sentarse donde quisiera con este particular cartel 😉 y que podían coger olivo para tirar al final de la ceremonia. No queríamos nada de papel (estábamos en mitad del monte!) y el día de antes nos entretuvimos en separar ojitas de olivo :). En las sillas de madera colgaban unos botes con flores, también los hicimos a mano con botes de tomate, spray y aplicaciones de ganchillo. ¡Quedaron chulísimos!.
El lugar, para mí, fue inmejorable porque es el monte donde yo he jugado cada verano de pequeña, son mis vistas, mis raíces y el lugar donde estar en casa. Por eso, poder casarnos así y allí, para mí fue un sueño. No hay fotos pero tuvimos música en directo de la mano de GDBodas en Albacete: Espectacular.
La boda fue a las 7 de la tarde y hasta las 4 estuvo diluviando… Esos imprevistos que surgen para darle un plus de emoción al asunto! Jaja. Nuestra fotógrafa, Sara, nos recomendó no entretenernos mucho después de la ceremonia, dejar los besos y abrazos a los invitados para más tarde y así no perder los minutos de luz que quedaban para hacernos las fotos. Para no salir “corriendo” vi que mi primo tenía la vespa por allí y se me ocurrió pedírsela. Fue una forma original y divertida de “huir” ;). Antes de la ceremonia, mientras los invitados esperaban, preparamos una mesa de aguas (de fresa, de limón…) no tenemos fotos oficiales pero he rescatado un par para que veáis la idea. El tablón de madera lo pintamos y decapamos nosotros mismos y, como soporte, utilizamos dos bidones de vino. ¡Quedó muy vistoso!
Para llegar hasta la finca (es una casa que se encuentra en el monte literalmente, coronando un cerro) realizamos estos carteles que aún conservamos. Tampoco tengo muchas fotos, pero me encantan porque me parece que reflejan 100% la esencia de la boda: ena fiesta en medio de la nada.
Espero que os haya gustado. A pesar de que el tiempo se volvió un paco loco ese día y de los contratiempos, fue una ceremonia muy muy emotiva. Pronto os traigo nuevo post, ¡feliz martes!
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