Buenos dias! Parece que haya pasado un siglo, pero realmente sólo hace dos meses que hicimos nuestro viaje a Polonia. Desde que volvimos, hemos vivido tantos cambios y tan intensos que el tiempo ha volado. Pero, aunque el vídeo tardaré un poco en editarlo, no quería dejar de enseñaros algunas fotos y contaros nuestra ruta (porque tengo muchas ganas y porque me habéis escrito un montón en Instagram y por mail pidiéndome recomendaciones). Así que pónganse cómodos, que se avecina un post completito! 😉

Estuvimos una semana en Polonia, de viernes a viernes. Nuestro alojamiento en Cracovia fue un apartamento de AirBNB y os dejo el link directo aquí. Estaba dentro de una urbanización chulísima, con zonas comunes y parque para niños. La casa era de 10, moderna, sencilla, nueva, super grande y con terraza. Aga, la chica encargada de gestionar la reserva del apartamento, nos recomendó un montón de sitios para ir a visitar y nos dejaó una trona y una caja de juguetes para Marta. Igual os parece una tontería, pero cuando viajas con niños esas pequeñas cosas facilitan mucho la vida! Así que os recomiendo el alojamiento 100%, también por ubicación, con supermercados muy cerca, al lado del barrio judío... Os dejo unas fotos y os cuento la ruta que hicimos cada día:

Día 1

Visita a Cracovia. Por la mañana aprovechamos para comenzar a descubrir la ciudad. La Plaza del Mercado es impresionante (muy recomendable tomar un café – o un super batido- en la terraza de Cafe Szał con vista a Plaza), la Catedral y el Castillo de Wawel, la Basílica de Santa Maria, la calle Floriańska… Por la tarde hicimos uno de los tours gratuitos que ofrece la ciudad, en concreto el de la 2ª Guerra Mundial en Cracovia. Es realmente interesante, dura aproximadamente dos horas en las que vas caminando por toda la ciudad, y es en español. Aquí os dejo el link con toda la información.

La más pequeña del tour 😉

Día 2:

El domingo lo pasamos en el Parque Nacional de Ojcow. Es un sitio enorme pero precioso, que merece la pena visitar, pasear, respirar aire puro… Comimos de 10 en un restaurante/ chiringuito de madera que se llamaba «Pod Bociamen». Como en todos los sitios donde fuimos, estaba perfectamente equipado para niños, con tronas y zonas de juegos (pinturas, juguetes, cuentos…). A la vuelta visitamos el barrio judío (Kazimierz). Es muy típico pasear por Plac Nowy o Plaza Nueva y tomar sus famosos Zapiekanki (como un pan pizza gigante).

Día 3:

El lunes fue el turno de la visita a Auswitch. Os recomiendo comprar las entradas con antelación antes de viajar. Impresionante, duro, emocionante, interesante… Realmente lo que se siente allí no se puede expresar con palabras. Pero hay que verlo,. Para no olvidar. Nota: En los campos de concentración no está permitido pasar el carro, si viajáis con peques tendréis que llevarlos al brazo o porteados.

Día 4:

Tocaba visita por el Río Vistula en barco. Una experiencia genial… La primera vez de Marta en un barco! Fuimos hasta la Abadia de Tyniec y desde ahí hicimos una pequeña ruta en lancha. Muy recomendable (y la Abadía preciosa). Esa tarde visitamos las minas de la sal. Las minas, conocidas con el sobrenombre de «la catedral subterránea de la sal de Polonia”, cuentan con una profundidad de 327 metros y una longitud de más de 300 kilómetros de laberínticas galerías a lo largo de los cuales se encuentran cámaras y capillas con hermosas figuras esculpidas que ilustran la historia de la minería de la sal. A las minas tampoco se puede acceder con el carro, por lo que la bajada fue un poco dura con Marta en brazos, pero una vez abajo… Es impresionante! La subida se hace en ascensor 😉 y antes de irte puedes pasar por una zona infantil para que los peques disfruten un poco 🙂

Día 5:

Fuimos al pueblecito de Zakopane, en mitad de los montes Tatras. Un pueblo de cuento! La idea era visitar el Morskie oko (el lago más extenso y espectacular de los montes Tatras) pero nos comentaron en la oficina de turismo que la cola de coches para llegar a él era interminable. Por lo que cambiamos de rumbo. Vimos que estábamos muy cerca de la frontera con Eslovaquia y decidimos cruzar.. Todo un acierto! El pequeño pero increíble pueblo de Zdiar nos dejó con la boca abierta. Comimos con unas vistas impresionantes.

Día 6:

Decidimos pasar la mañana en el curioso pueblo de Zalipie. La historia cuenta que hace muchos años alguien pintó una flor en el tejado de su casa para cubrir una mancha de hollín que había dejado la chimenea. En aquellos años, la ventilación era muy pobre, y las manchas de hollín eran algo común en casi todas las casas. Así que otros vecinos siguieron el ejemplo y también comenzaron a ocultar las manchas con sus propias flores pintadas, hasta que todas ellas estuvieron cubiertas de flores. Con el tiempo, todo en el pueblo acabó cubierto de flores, desde casas y graneros a puentes e iglesias… 🌺🌸🌺 Realmente digno de ver! La gente además es muy amable y te invitan a entrar a sus casas para que veas todo lo que tienen dentro decorado con flores (y que les compres alguna artesanía).

Por la tarde volvimos al centro de Cracovia a dar el último paseo y hacer algunas compras. Realmente es una ciudad con muchísimas cosas que ver!

Y fin del viaje! Polonia (y un poquito de Eslovaquia) superó nuestras expectativas. Tanta historia, tanto por descubrir, todo tan «family friendly» ;), comer es muy económico y la gastronomía aprueba con notable! (no os vayáis de Polonia sin comer sus famosas «pierogi» empanadillas riquísimas con mil opciones de relleno. Las de salmón fueron de mis favoritas!).

Espero que os haya gustado el post. Como siempre, desde que ella está, poder disfrutar de nuevos destinos a su lado es la magia de cada viaje. ¡Feliz dia!