Este puente he hecho una escapada muy especial. He ido al pueblo de mi padre, el Mullidar, en Albacete para pasar unos días con la familia. Ha sido un fin de semana maravilloso, disfrutando de las pequeñas cosas: el fuego en la chimenea, pasear por en medio del monte sintiendo el frio de la sierra, asar castañas, partir almendras.. Hasta hemos hecho mantecaos navideños (incluso la peque de la casa se puso “manos a la masa”).
Es mi lugar favorito sobre la faz de la tierra. No hay tiendas, ni tráfico, ni bares, ni muchas distracciones.. Pero es el lugar de mi infancia, el sitio que me ha visto crecer verano tras verano. Son piedras en las que ya me he tropezado, árboles que he trepado, caminos que he recorrido una y otra vez en bicicleta.. En ningún sitio se ven las estrellas como en el Mullidar.
Unos días entre risas e historias, recuerdos y bromas cómplices, buena comida y el calor del hogar.. Una escapada que me ha cargado las pilas, espero transmitiros esa energía para arrancar la semana!
¡A por el lunes!
Por cierto! Hay alojamientos rurales disponibles en el Mullidar! Pronto escribiré un post sobre ello!