Esta fue una de las preguntas que me lanzasteis en Instagram y la verdad es que me apetecía mucho reflexionar sobre esto. Un segundo embarazo se vive de forma totalmente diferente al primero y, a veces, una sensación de culpa se puede colar en los futuros bipadres precisamente por esta razón. Os voy a dar mi opinión.

Os pongo en situación: Cuando me quedé embarazada de Eric Marta tenía 17 meses. No llegaba a un año y medio, que se dice rápido. Erico trabajaba en Madrid y durante todo el año, hasta este julio (en el que yo ya estaba de 6 meses) ha estado yendo y viniendo. Había épocas en las que podía pasar 8-10 días sin venir a Elche. Vivimos en un tercero sin ascensor… ¿Sigo? Desde luego, a priori, no parecía el momento ideal. Pero tuve la gran suerte de pasar un buen embarazo, igual que con Marta. Un poco de nauseas las primeras semanas pero nada exagerado, tenía que seguir con el ritmo normal, porque tenía otro bebé al que cuidar. Las semanas fueron pasando casi sin tiempo a pensar en el embarazo. Literalmente. Y no sólo por mi parte, a nuestro círculo también le costaba hacerse a la idea… Imaginad que Marta acapara toda la atención allá donde va, sobre todo en estos meses que empieza a hablar, es muy ocurrente, baila, no para quieta… Muchas veces tenía que pasar un rato hasta que la gente reparaba en mi barriga y me preguntaban por el bebé, por mi… En ningún caso era algo que me sentase mal porque, como ya os digo, me pasaba hasta a mí misma.

Los meses siguieron pasando y Marta continuaba y continúa siendo el centro de nuestro universo. Y yo… Seguía con la rutina de dedicarme a ella, de ir a trabajar, organizar la casa… Pero también la barriga seguía creciendo y con ella, Eric y las ganas de conocerle. En un segundo embarazo también surgen dudas y miedos, no os voy a engañar, pero no se acentúan tanto como cuando eres primeriza. En primer lugar, porque no tienes tanto tiempo ni de pensar ni de quejarte 😉 Y en segundo, porque ya lo has vivido todo una vez y la experiencia es un grado. Os confesaré que no he tenido tiempo de hacer las cosas que hice con Marta; clases de preparación al parto, ir a natación o a pilates, comprarle un millón de cosas, de tumbarme en el sofá mucho rato a tocarme la barriga… Esa es la realidad. Pero no me siento culpable. Porque, sin embargo, he vivido muchas otras que superan con creces todas esas actividades que me he perdido; he visto a Marta gritar de contenta mientras me quitaba la camiseta para ponerme el pijama: «Hola Eric!», dormirse pegada a mi tripa y sentir a Eric moverse como un loco porque sabe que su hermana está ahí, me ha encantado empezar a colocar su ropita y que ella me ayude, o que me diga que va a dormir al bebé como hace con sus muñecos. Me he partido de risa al decirle a Marta, en el zoo, que ese animalito era un bebé panda y ella mirarme muy seria y contestar: «Eric?» Porque para ella, todos los bebés son Eric. He disfrutado haciéndonos fotos en familia, los 3 con la barriga, de viajar con Eric ya dentro de mi (a Lisboa con mis amigas, a París con Erico y Marta..). Me ha encantado estar en Disneyland embarazada, pasar el verano en la playa con una barriga más que incipiente, imaginar cómo será nuestra vida siendo cuatro y emocionarme de pensarlo…

El segundo embarazo se vive diferente (también dependerá del tiempo que dispongas y de cómo te encuentres), pasa más rápido y es menos intenso, pero no pasa desapercibido. Se percibe mucho, muchísimo, en los pequeños detalles, en las cosas que se guardan bajo llave en el ático del alma. En lo que realmente importa.

Futuros bipapás y bimamás: Tranquil@s. No os sintáis mal ni os preocupéis por vivirlo de manera distinta. Vais a darle a vuestros hijos el mayor regalo que se puede recibir: tenerse el uno al otro. Dejaos llevar.

Me hacen mucha risa estas fotos de Marta el dia que me hice el test (estábamos las dos solas). Al principio estaba emocionada y luego creo que pensó que era un peine ;). las de anuncio del embarazo y las de sesión de premamá son de Limalimón.